PARTIDO
SOCIALISTA UNIDO DE VENEZUELA.
PRESIDENCIA.
LÍNEAS
ESTRATÉGICAS DE ACCIÓN POLÍTICA.
ENERO
2011-DICIEMBRE 2012.
I.
Introducción.
Los próximos
dos años serán cruciales para la Revolución Bolivariana. Así debe asumirlo la
militancia y la dirigencia del PSUV y de nuestros aliados. Lo que está en juego
es la posibilidad de avanzar en la profundización democrática de la sociedad
venezolana para seguir abriendo los caminos hacia el horizonte socialista o
retrogradar al pasado del oscurantismo capitalista que impusieron el Imperio y
la burguesía al pueblo de Simón Bolívar.
En este
instante, el Imperio y sus lacayos trabajan por restituir el orden neocolonial
de dominación. La Revolución Bolivariana y los gobiernos democráticos y
populares reunidos en la Alianza Bolivariana para Nuestra América (ALBA) han
sido amenazados directamente por la ultraderecha norteamericana, las fuerzas de
ultraderecha a nivel mundial y por los terroristas del fascismo
latinoamericano, en el encuentro denominado “Peligro en Los Andes”, realizado
recientemente en el Capitolio Federal de los Estados Unidos.
En el ámbito
nacional, podemos destacar los resultados del 26 de septiembre del 2010 que nos
permitieron preservar una amplia mayoría en la Asamblea Nacional para el
período legislativo 2011-2016 y las importantes victorias obtenidas en las
elecciones regionales, parciales, de diciembre del mismo año. No obstante, es
necesario reconocer las fallas y limitaciones político electorales, que
permitieron que la derecha opositora conquistara un número de escaños en el
parlamento y preservara algunos gobiernos locales.
Por otra parte,
el efecto del cambio climático generado por el modelo de acumulación
capitalista causó una tragedia natural en nuestro país, agravando la situación
de pobreza estructural en la cual vive un porcentaje de nuestro pueblo, a pesar
del significativo descenso de la misma en la década bolivariana. Tal situación
supone, en el corto plazo, un gran desafío para la Revolución Bolivariana.
Es en este
contexto, que el líder de la Revolución Bolivariana, Comandante Hugo Chávez, ha
trazado la orientación general de las 3R²: Revisión, Rectificación,
Reimpulso, Reunificación, Repolitización y Repolarización, la cual implica
el reconocimiento de nuestros logros y de nuestras ventajas estratégicas frente
al adversario, pero también de un conjunto de errores, deficiencias y
obstáculos que podrían dificultar el logro del objetivo estratégico, que no es
otro que consolidar el camino de la Revolución Bolivariana en su avance hacia
el Socialismo.
Nuestro reto
inmediato es identificar esos obstáculos, combatirlos y superarlos para lograr
la reunificación de todos los sujetos sociales y políticos que comparten los
objetivos estratégicos y los valores sustantivos de la Revolución Bolivariana,
rumbo a la conformación del Gran Polo Patriótico.
El actual
momento político y social exige de la militancia y de la dirigencia del PSUV
audacia y honestidad para reafirmar y defender nuestros logros: la
politización de la sociedad y el protagonismo popular, la inclusión social y el
avance progresivo en la satisfacción de las necesidades humanas, la elevación
de la conciencia de nuestro pueblo y el gran logro de la reconquista de la
Independencia Nacional; pero también para encarar los problemas de diversa
índole que afectan a nuestra organización: la burocratización, el oportunismo,
el sectarismo, entre otros. Ignorarlos o subestimarlos sólo contribuiría al
debilitamiento del partido y, por ende, del futuro de la Revolución.
La coyuntura
exige voluntad y claridad políticas, necesarias para vencer la inercia y la
dispersión y reafirmar el ímpetu revolucionario que debe tener nuestra
organización. Pero sobre todo, nuestro reto es la unidad inquebrantable, la
disciplina revolucionaria y la lealtad a los principios de la Revolución.
Es fundamental,
en esta etapa, recuperar, reagrupar, rearticular las fuerzas dispersas,
desmovilizadas, desmoralizadas o confundidas por el adversario o por nuestros
errores.
Nuestros
adversarios nos prefieren dispersos, desunidos y enfrentados en diatribas
estériles, porque saben que ése es el camino más expedito para intentar poner
freno al avance de las fuerzas democráticas revolucionarias.
Nuestro trabajo
como organización debe partir del principio estratégico de una profundización
democrática de la sociedad venezolana, que nos permita el debilitamiento
progresivo de voluntad y claridad políticas las fuerzas antidemocráticas,
reaccionarias y apátridas de la contrarrevolución. Para ello, es necesaria la
combinación de un conjunto de políticas y tácticas, que neutralicen la
reproducción de su ideología y logren para nosotros la recuperación de los
espacios territoriales perdidos, así como consolidar, reforzar y ampliar los
terrenos y posiciones ya tomados, incrementando nuestra base social de apoyo
para la consolidación estratégica de la Revolución Bolivariana.
Este documento,
como continuidad de las discusiones desarrolladas y los documentos y estatutos
aprobados en el I Congreso Extraordinario del Partido, se orienta a la apertura
de un gran debate en nuestras propias filas, en las filas aliadas y en el seno
del pueblo, que concluya con un Plan de Acción para los próximos dos años, con
el fin de garantizar nuevas e importantes victorias populares en las contiendas
electorales del año 2012, en el marco del Bicentenario del inicio de la lucha
por nuestra Independencia Nacional.
II. LÍNEAS
ESTRATÉGICAS DE ACCIÓN POLÍTICA.
Este documento
base contiene las líneas políticas de acción para acometer las tareas por
venir:
1. De la
“cultura política capitalista” a la militancia socialista.
El triunfo
electoral de la Revolución Bolivariana en diciembre de 1998, y su posterior
avance, se produjeron por encima de muchas de las estructuras partidistas
entonces existentes, tanto de derecha como de izquierda, casi todas atravesadas
por la “cultura capitalista” de apropiación y uso del poder político, cuyo
origen es el modelo rentista petrolero que penetró el alma nacional.
Esta “cultura
capitalista” se expresa en el hecho de considerar que pertenecer a un partido
equivale a “invertir” en él, a través de sus contribuciones financieras o con
su trabajo militante, y que esa “inversión” debe ser “recompensada” o
“remunerada” con puestos, cargos, prebendas o influencias en el Estado, en el
terreno de los negocios o en el mismo partido.
La fortaleza de
la Revolución Bolivariana se sustenta, en buena medida, en la voluntad del
máximo liderazgo de la Revolución, de enfrentar esta “cultura capitalista”,
favoreciendo el contacto directo con el pueblo, interpelándolo, pero sobre todo
dejándose interpelar por él, convirtiéndose en una suerte de intérprete de las
demandas y las aspiraciones populares, dándole voz a los que nunca la tuvieron
y haciendo visibles a los invisibles, a los marginados, a los olvidados y explotados.
Luego de las
rebeliones militares – populares del 4 de Febrero y del 27 de Noviembre de
1.992, hijas de la rebelión popular del 27 de febrero de 1.989, y del proceso
posterior de movilización popular liderados por el Movimiento Bolivariano
Revolucionario 200, la Revolución Bolivariana optó por la lucha electoral, y se
hizo necesaria dotarla de un instrumento político electoral, el Movimiento V
República, para lograr que aquella enorme masa popular en movimiento tuviera la
cohesión, disciplina y eficiencia electoral necesarias para derrotar a la
oligarquía y sus partidos. Hoy, al PSUV le toca ejercer esa función y ser
vanguardia en el proceso de construcción y defensa de la Revolución Bolivariana
y Socialista.
Sin embargo, a
pesar de haber logrado preservar una amplia mayoría en la Asamblea Nacional en
las últimas elecciones parlamentarias, los resultados pusieron en evidencia
algunas fallas en el funcionamiento del PSUV y su vinculación con la base
social de apoyo a la Revolución.
Entre las
posibles causas de esta situación, podemos verificar, en mayor o menor medida,
algunas actitudes o desviaciones características de los partidos tradicionales,
tales como el burocratismo, el oportunismo, el sectarismo, el nepotismo y el
gradual alejamiento de la base social bolivariana, resultantes de la
persistencia de la “cultura capitalista” en el seno de la sociedad.
Esta cultura es
reproducida a lo interno del Partido, y se expresa en que algunos sectores lo
conciben como un medio para el “ascenso social” de los y las militantes con
responsabilidades de dirección a distintos niveles. Algunos camaradas se
consideran líderes absolutos e indiscutibles en sus espacios, y asumen la
discrecionalidad de excluir del Partido, y hasta de la Revolución, a quienes se
atrevan a diferir o a disentir de ellos y ellas.
De acentuarse
este tipo de comportamiento, el PSUV podría terminar convertido en un
partido/iglesia, una suerte de “guía de las masas incultas”, que considera a
sus militantes y a las diversas formas de organización popular como simples
correas de transmisión de la línea indiscutible de los nuevos “sacerdotes”. De
seguirse este camino, estas prácticas debilitarán la base social de apoyo a la
Revolución Bolivariana.
Es por ello,
que el Comandante Hugo Chávez, Presidente del Partido y líder de la Revolución,
hace un llamado a las 3R², orientadas a revertir los efectos perversos de estas
conductas. En este sentido, toda la dirigencia y la militancia del Partido debe
comprometerse, de la manera más disciplinada, en la concreción de las 3R²,
desde los distintos niveles de dirección hasta la militancia de base. Pero
serán las bases del Partido las protagonistas de este proceso. No será una
rectificación “desde arriba”, sino fundamentalmente desde las bases.
2. Convertir
la maquinaria en un Partido-Movimiento al servicio de las luchas del pueblo.
Las
circunstancias en que se desenvuelve la Revolución Bolivariana, pacífica y
democrática, hacen necesaria la existencia de un partido que asegure la
movilización electoral, pero, principalmente, la formación ideológica, la
coherencia y la sincronización de las acciones populares (ofensivas y
defensivas).
El Partido
tiene que ejercer su función como “maquinaria electoral”, pero, principalmente,
como instrumento para la transformación de la sociedad, desde los sistemas de
dirección y gestión general del país hasta la cotidianidad ciudadana.
Sin embargo,
debemos reconocer que en el PSUV, se ha venido produciendo una imposición de la
lógica de la maquinaria, donde se concibe el hecho electoral como un fin en sí
mismo, y no como una tarea en la lucha por democratizar radicalmente la
sociedad venezolana. La amplia base social de la Revolución termina
instrumentalizada bajo la forma de “masa de maniobra” electoral en cada
proceso, y lo que es peor, con formas organizativas que cada año se redefinen
en función del mismo, perdiendo por ende su condición de sujeto de la
Revolución.
En el ámbito
interno, es necesario reconocer que las aspiraciones de la militancia por
lograr la democracia interna, en cierto modo, han sido frustradas por algunos
militantes con cargos de dirección o de gobierno, los cuales manejan recursos y
gestionan cuotas de poder, para imponer a sus lealtades personales por encima
de los auténticos liderazgos populares, leales a los principios
revolucionarios. Esta situación obliga a una profunda revisión de los
mecanismos de selección de nuestras autoridades y de nuestros candidatos y
poner en una balanza sus ventajas y desventajas.
La dinámica del
Partido se agota en la gestión administrativa de lo político, se concentran
muchas energías en reuniones de información y coordinación, en elecciones
primarias para cualquier cosa, desperdiciando muchas reservas de energía que
deberían estar en el terreno, en las comunidades, junto con el pueblo.
Este
confinamiento del Partido en sí mismo, conduce al progresivo alejamiento de la
cotidianidad del pueblo, al desconocimiento de sus demandas y problemas. El
Partido comienza a concebirse como un ente separado y superior al pueblo que
debe “conducir”, y el trabajo revolucionario cotidiano, junto con las masas
populares, es sustituido, en ciertos casos, por una especie de “contienda
electoral”. Todo lo cual provoca un profundo sentimiento de rechazo hacia ese
tipo de prácticas.
El
Partido-Movimiento y la satisfacción de las necesidades humanas: Optar por la lógica del Partido-Movimiento
implica posicionarse dentro de las masas populares, estableciendo y desplegando
una amplia política de alianzas con las diversas formas de organización
popular, incluyendo los sectores patrióticos y democráticos de las clases
medias, apoyándolas e invitándolas a poner su talento y conocimiento al
servicio de la construcción de una sociedad del buen vivir para todos y todas.
Es necesario
establecer objetivos concretos, sobre el terreno, dentro del proceso real de
transformación de la sociedad hacia el Socialismo. Se trata de trabajar junto
con el pueblo, en su lucha diaria por transformar sus condiciones materiales de
vida y la satisfacción de sus necesidades humanas.
En este
sentido, el accionar del Partido deberá orientarse, inmediatamente, a las
actividades vinculadas a la construcción de la nueva institucionalidad
democrática, entendida ésta como nuestra militancia viviendo en el seno de cada
espacio social para canalizar las demandas y aspiraciones del pueblo.
Esta política
de alianzas con movimientos sociales, colectivos y organizaciones populares es
apenas un primer paso para avanzar en el proceso de recuperación y
rearticulación de fuerzas. Más allá, el objetivo es sumar para la causa
revolucionaria a sujetos sociales y sectores de la población que se mantienen
al margen de la política.
El escalón
fundamental de la Revolución Bolivariana se sitúa hoy en lo local (en lo
municipal, en lo parroquial y especialmente en cada comunidad). Es allí, en las
comunidades urbanas y rurales, donde chocan más directamente los intereses
“apropiadores” y representativos de la vieja “cultura capitalista” partidista
contra los esfuerzos socialistas, participativos y protagónicos populares. Es
allí donde se construye el Poder Popular, la toparquía planteada como tesis por
el Maestro Simón Rodríguez. Es allí, donde se gana o se pierde la base social
de apoyo a la Revolución.
En el corto
plazo, nuestro principal campo de batalla para lograr concretar el Socialismo
es el ámbito donde viven los sujetos sociales: el espacio territorial. Para
ello, el PSUV debe dotarse de una estructura estable político territorial de
dirección que comprenda los estados, los municipios, las parroquias, las
comunidades y sus sectores específicos.
3. Convertir
el Partido en un poderoso medio de propaganda, agitación y comunicación.
No hay mejor
propaganda que la completa imbricación de la militancia del Partido con las
masas populares. Es el contacto directo permanente, es la lucha cotidiana,
orientada a la resolución de problemas concretos, la que determina la manera
como es percibido el Partido por el pueblo.
No obstante, la
maquinaria del Partido con la fuerza de la que dispone, debe estar puesta al
servicio de una audaz política propagandística, que al mismo tiempo, difunda de
manera masiva los lineamientos tácticos y estratégicos y sirva de proceso de
formación político-ideológica, pero sin perder nunca el anclaje en lo local. La
propaganda también debe girar en torno a los problemas concretos de las
comunidades.
Debe ser
recuperada la idea de la propaganda, entendida como un poderoso factor de
movilización, utilizando su elaboración, reproducción y distribución como un
elemento para la activación y moralización permanente de nuestras fuerzas.
El Partido debe
retomar su papel de agitador de las masas populares, sobre todo en aquellos
territorios controlados por la oposición, sin obviar la labor contralora que
debe ejercer a todos los niveles, gobernados por nosotros.
De la misma
manera, es necesario tener conciencia de que la política no se hace sólo desde
las pantallas de la televisión, sino que deben multiplicarse formas diversas de
comunicación popular, sin descartar ningún método, por más rudimentario que
pueda parecer.
Buena parte del
esfuerzo propagandístico debe estar dirigido al 56,5% de la población
venezolana, que tiene 29 años o menos.
4.- El PSUV
como plataforma del desarrollo y fortalecimiento del Poder Popular:
El Comandante
Hugo Chávez ha hecho reiterados llamados al Partido, a los fines de establecer
una amplia política de participación y de interpelación popular, orientada al
impulso del control popular de la gestión gubernamental en todos sus niveles.
Esta política
de interpelación popular es una de las tareas principales de los y las
militantes del PSUV: reconocer, organizar y viabilizar las amplias demandas
sociales acumuladas en nuestra sociedad, para que se encuentren soluciones
sostenibles, en el marco de la lucha por la construcción del Socialismo
Bolivariano.
Es preciso
reconocer que esta tarea ha sido, en muchos sentidos, descuidada por el PSUV,
en parte presionado por circunstancias propias de nuestro proceso político, en
parte como consecuencia de una valoración errada de la relación entre el
pueblo, el Partido y el gobierno. Un partido desvinculado de las luchas del
pueblo y sus demandas, es un partido que ve seriamente limitada su capacidad
para servir de instrumento motorizador de la transformación socialista de la
sociedad.
De esta manera,
se reconoce como una cuestión de primerísimo orden, a partir de este momento,
profundizar y consolidar los vínculos entre el Partido y las masas. Para
consolidar estos vínculos, es fundamental que los sectores populares se
reconozcan en el Partido, es decir, el Partido no puede ser identificado como
una suerte de apéndice del Estado, sino como un instrumento que acompaña al
pueblo en sus luchas y en la construcción del Poder Popular.
El Partido debe
visibilizar y canalizar las crecientes y variadas demandas insatisfechas del
pueblo, interpelando junto a él a todas las instituciones y organizaciones
públicas o privadas que puedan afectar, negativa o positivamente, el acceso a
la satisfacción de las necesidades humanas.
Para estos
efectos, se propone que las Patrullas Socialistas del PSUV, impulsen la
conformación de movimientos locales en torno a Bases de Patrullas y Círculos de
Luchas Populares y del Buen Vivir, cuya gestación pudiera tener lugar en el
marco de la celebración de los Consejos Bicentenarios del Poder Popular, que se
proponen más adelante en este documento.
Las Bases de
patrullas y Círculos de Luchas Populares y del Buen Vivir deben surgir, en un primer momento, de la
articulación del Partido con los movimientos sociales y organizaciones
populares.
Pero más allá
de éstas, las Bases de Patrullas y Círculos de Luchas Populares y del Buen
Vivir pueden surgir como instrumentos para organizar y movilizar a las
comunidades en torno a problemas específicos, en la búsqueda de su solución
colectiva.
Aún donde no
hay organización social a la cual pueda integrarse, las Bases de Patrullas Y
Círculos de Luchas Populares y del Buen Vivir, existen circunstancias
comunes de penuria, necesidad y anhelos que unen a las comunidades, y que
muchas veces se expresan de manera dramática y urgente.
Estas
necesidades deben ser identificadas y abordadas tempranamente, y a partir de
ellas, de la implicación en la organización y motorización de estas demandas
para lograr respuestas del Estado, establecer las bases de la organización
social necesarias para crear las REDES DE LUCHAS POPULARES Y DEL BUEN VIVIR,
en el seno del poder popular.
Las Bases de
Patrulla y Círculos de Luchas Populares y del Buen Vivir tendrán la responsabilidad de elaborar el mapa de
los conflictos y problemas sociales generados por el capitalismo o por la
ineficiencia de la instituciones del Estado, así como de los proyectos
propuestos por la comunidad y, a partir de éstos, comenzar a desarrollar un
plan de articulación con las luchas existentes y las emergentes. Luego, una vez
acumulado un saldo mínimo organizativo, elaborarán un plan de acción que
vincule a los funcionarios responsables de la gestión gubernamental en las
diversas áreas con el Poder Popular.
En otro aspecto
de la movilización popular, el Partido debe desarrollar la tesis robinsoniana
del Pueblo Legislador, orientando a la mayoría revolucionaria que conforma
nuestro Bloque Patriótico y Socialista de diputados y diputadas en la Asamblea
Nacional, para que se constituya en uno de los impulsores del proceso de
transformación socialista, a partir del desarrollo de una agenda legislativa
radicalmente democrática, que permita desmontar progresivamente el andamiaje de
la dominación burguesa sobre nuestro pueblo. Esta agenda legislativa, en buena
parte, deberá surgir desde la iniciativa popular discutida en las Bases de
Patrulla y Círculos de Luchas Populares y del Buen Vivir, liderada por el
Partido y otras fuerzas políticas y sociales de la Revolución.
5.- La
Constitución del Gran Polo Patriótico: una audaz política de Repolarización.
En este
sentido, y con base en la propuesta de construcción de un Gran Polo Patriótico
que apueste por los cambios democráticos y revolucionarios de la sociedad
venezolana, rescatando el espíritu nacionalista y libertario que hace 200 años
animó la lucha de pueblo venezolano para darse una Patria Soberana, se propone:
1.- La realización de Consejos Patrióticos
Bicentenarios en todos los municipios, reuniendo a la base del Partido, a
los militantes de los partidos aliados, a todas las formas de organización
popular revolucionaria, con el propósito de trabajar sobre los asuntos
generales y específicos de todas las áreas y dominios de la vida social local.
Sus objetivos inmediatos serían:
a) Debatir
ampliamente y aprobar un plan de construcción del Socialismo en lo concreto.
b) Impulsar la
creación de las Bases de Patrullas y Círculos de Luchas Populares y del Buen
Vivir, cuyo propósito sería el pleno ejercicio de la contraloría social de
la gestión de gobierno y proponer soluciones, así como protagonizar la denuncia
y el combate a la explotación concreta del capitalismo (depredación ambiental,
estafa, atropello laboral, especulación, etc.) y su superación, a través de
medidas y políticas socialistas.
Una vez
culminado el tiempo de conformación de los Consejos Patrióticos Bicentenarios,
realizar Consejos Patrióticos Bicentenarios a escala estadal, con los mismos
propósitos.
Simultáneamente
al desarrollo de estos Consejos (o posterior a estos), se pueden realizar
Consejos Patrióticos Bicentenarios Sectoriales (economía y sus cadenas
productivas), frentes sociales (trabajadores, educación, salud, campesinos,
mujeres, afrodescendientes, personas con discapacidad, pobladores, buhoneros,
motorizados, jóvenes, ambiente, comunicación), y otras formas de organización
social tales como los Consejos Comunales, entre otros.
Un proceso de
este tipo crearía las condiciones para reunificar y, sobre todo, ampliar la
base popular que sustenta a la Revolución (obreros, campesinos, pobladores,
estudiantes) y para lograr alianzas con sectores patrióticos de la clase media
profesional, de la cultura, del deporte y de pequeños y medianos empresarios
honestos.
Este amplio
proceso de planificación participativa e inclusiva a escala nacional, centrada
en luchas y demandas concretas de las comunidades y no en abstracciones
discursivas, podría constituir, en el corto plazo, un viraje estratégico en la
ampliación de la correlación de fuerzas favorables a la Revolución Bolivariana.
En el Gran Polo
Patriótico, el Partido debe ser el más activo participante del gran esfuerzo de
unir a los patriotas venezolanos y venezolanas en la gran tarea de defender la
Independencia y la Soberanía Nacional y Popular como única garantía de lograr
una sociedad donde el pueblo venezolano garantice la plena satisfacción de sus
necesidades humanas.
¡¡¡ EL PSUV
VA A LA CALLE, A LA CARGA, A LA VICTORIA. !!!
“Soldados!:
Lo que se ha hecho no es más que un preludio de lo que podéis hacer. Preparaos
al combate, y contad con la Victoria que lleváis en las puntas de vuestras
lanzas y vuestra bayonetas”. (Cuartel General de los Potreritos Marrereños,
3 de abril de 1819. Simón Bolívar).
Así culmina la
proclama que el Libertador Simón Bolívar, dirige a los 150 lanceros que
destrozaron al ejército español de Pablo Morillo, en las Queseras del Medio, en
el bravío territorio del Apure.
Mujeres y
hombres de nuestro pueblo, obreros y obreras, campesinos y campesinas,
pescadores y pescadoras, indios e indias, afrodescendientes, estudiantes y
juventud patriótica, profesionales, cultores y cultoras, soldados de la Patria,
emprendedoras y emprendedores, deportistas. Todas y todos, hijas e hijos de
Simón Bolívar, inspirémonos en él y tengamos conciencia de que lo que hemos
logrado en esta década no es sino el preludio de lo que conquistaremos en la
década que comienza.
Iniciemos, con
este documento, el debate que nos dote de las políticas y acciones necesarias
para el reimpulso definitivo de la Revolución Bolivariana.
Demostremos que
llevamos en la sangre y en el alma, el coraje de los Libertadores de Suramérica
y démonos una Patria Soberana y Socialista donde vivamos todos con justicia,
con dignidad y con bienestar.
Doscientos
años después, la lucha es la misma: COLONIA O INDEPENDENCIA .
LOS QUE
QUIERAN PATRIA LIBRE, VENGAN CON NOSOTROS:
¡¡¡¡¡PATRIA
SOCIALISTA O MUERTE, VENCEREMOS!!!!!
Caracas,
Enero de 2011. Año Bicentenario del nacimiento de la República.