martes, 9 de noviembre de 2010

LOS 33 MINEROS CHILENOS Y EL CÁNCER DE PULMÓN

Desde hace mucho tiempo se conoce que las radiaciones ionizantes son un agente inductor de cáncer y que entre las enfermedades malignas causadas por esta radiación está el cáncer de pulmón. Para el caso del cáncer de pulmón radioinducido, la causa principal se le asigna al radón. El radón proviene de procesos de desintegración de elementos radiactivos que naturalmente se dan en la naturaleza y por lo tanto forman parte de nuestro medio ambiente.

En el ambiente cerrado de las minas, el aire tiene una cantidad mucho mayor de radón que en entornos abiertos. Por lo tanto, los trabajadores mineros inhalan más radón, que se deposita en el epitelio bronquial de los pulmones y una serie de decaimientos radiactivos tienen lugar en los pulmones, los cuales son sometidos, en particular, a radiaciones alfa que son radiaciones ionizantes de alta LET. La respuesta de los pulmones a esta radiación varía con el tiempo y con la dosis, que puede dar lugar a alteraciones morfológicas iniciales y tardías.

Aunque estos efectos son probabilísticos (no se puede afirmar con certeza que ocurrirán) y la posibilidad que se produzca cáncer pulmonar depende de varios factores. Sin embargo, se ha observado a lo largo de investigaciones de muchos años que hay un claro exceso de cánceres de pulmón entre los trabajadores que laboran en minas subterráneas con respecto al resto de la población.

Lo anterior lo traigo a colación en función de los 33 mineros chilenos que estuvieron en una estadía forzada durante 70 días continuos encerrados a unos 700 metros de profundidad. En tal sentido, sería muy interesante que se evaluara este caso, quizás único, por los resultados que pudiera arrojar para discernir muchas interrogantes que todavía hay sobre el cáncer de pulmón radioinducido.

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